Estar perdido es un
problema y que alguien querido se te pierda es un problema al cuadrado. Eso
cree Gonza cuando ve que, después del último contacto que tuvo con Yoel Eduardo,
el miércoles, pasó la Semana Santa y el amigo no respondió ni un llamado. Le
entra la desesperación, no puede evitar penar lo peor. Recuerda que, cuando se
cayó el avión de Malasya Airlines, muchos de los familiares llamaban a los
celulares de los pasajeros y que, los aparatos, daban tono de llamado, pero
nadie contestaba al otro lado y, al final, de la ilusión pasaron al peor
estadío.
Gonza se parte en
pedazos, no se perdona no haber escuchado al amigo. Lo carcome la culpa. Para
colmo, el domingo, para matar toda duda, pagó una entrada a la obra de teatro
en el que Yoel Eduardo trabaja como asistente de iluminación y, en su lugar,
aferrado al seguidor vio al gorila de seguridad del teatro. Al dolor de no
encontrar al amigo, le sumó el tedio de presenciar la obra folletinesca
psicobolche (de una hora cincuenta y cuatro minutos, catorce segundos, medidos
por reloj suizo).
Gonza se queda sin
recursos y, en el peor de los escenarios que la vida le plantea, para el que
menos se preparó, decide recurrir a su coaching competidor: Nolo Meza. Se
conocen de los tiempos en que Yoel Eduardo trabajaba de Telemarketing en Banco
Santander y le enchufaban tarjetas VISA GOLD a los jubilados diciéndoles que
estaban chequeando la información para tener todo en orden en la próxima
liquidación de haberes. Recuerda, una noche, en Uggis cuando Nolo Meza y él se
trenzaron porque Nolo Meza quería cenar en Nac&Pop y él en Uggi´s y, al
final, Yoel Eduardo se fue, y ellos se quedaron cara a cara, partiendo al medio
una de muzzarella, masticando gomosamente las diferencias que nunca digirieron.
Gonza dice: primero el
amigo, después el resto. Llama y Nolo Meza responde al toque y, sin decirle
hola, le expresa que está preocupado por Yoel Eduardo, piensa que, tal vez, lo
de Belén Francese lo terminó de liquidar y pasó lo peor. Entonces, Gonza se
recontra saca, porque él también pensó lo mismo y si, dos personas piensan un
mismo destino para otra, al final eso sucederá y se larga a llorar. Nolo Meza
también. Con las palabras escarchadas, recuerdan al amigo, con lo mejor de él,
como corresponde cuando alguien, se supone, viajó al más allá, espantoso lugar que
queda muy lejos del más acá, y al que se viaja sin boleto del regreso.
Tal vez, esto que pasó,
deja el mensaje de que debemos trabajar unidos, le dice Gonza a Nolo Meza, y él le dice que sí, pero que si
cenan toca ir a Nac&Pop y esto hace que a Gonza se le escape una risita,
los dos ríen, la vieja reyerta lo pinta pavotes frente a la desgracia que les
trae Yoel Eduardo.
Gonza le dice, mirá,
tal vez el loco no terminó de reventar y anda por ahí, y dice: quierno ver
amanecer, del otro lado, ver el amanecer, pero que alguien se quede aquí para
saber si yo sigue vivo, entendés? Y Nolo Meza entra en la idea porque o que
acaba de escuchar le suena tan conocido que hasta lo rememora con música y
cantado.
Además, agrega Gonza, el
milagro de la resurrección bien puede caberle a nuestro pobre amigo,
crucificado por su corazón.
Y Nolo Meza compra el
optimismo, la idea de pensarlo muerto zombi, cuanto menos, es mejor que
pensarlo muerto.
Definen un plan. Listan
las mujeres que pasaron por los contactos de WhatsApp de Yoel Eduardo en el
último tiempo, pueden contactarlas, preguntarles por él. Y por los teléfonos,
no habrá drama, Gonza puede volver a robarse de la Agencia de Promociones donde
trabaja el listado que, hace no mucho, robó para Yoel Eduardo. Repasan a las
chicas de Yoel Eduardo: Dolores Fonzi, Isabel Macedo, Juanita Viale (el hermano
Nachito, por las dudas), Marcela Kloosterboer, la Niña Loly, La China Suárez,
Belén Francese, Ingrid Grudke.
Se reparten la tarea.
Gonza hará los whatsappeos y Nolo Meza confeccionará un mapa interactivo de
Buenos Aires, interior del país y Mercosur. Pondrá a los Telemarketers del
Banco Santander a llamar a lo loco, haciendo un barrido por región y ciudad,
preguntando por Yoel Eduardo, total, dice Nolo Meza, con la guita que se afanó
el banco en el 2002 con los plazos fijos, cinco días a pleno de llamadas para
gastarles, es cambio chico.
Nolo Meza y Gonza
celebran el entendimiento. Cortan y se ponen a trabajar, no hay tiempo que
perder, Yoel Eduardo necesita que el mundo, por lo menos una semana en su vida,
se mueva por él.