viernes, 29 de septiembre de 2023

Misión Kenobi - La Matanza

 El 28 de septiembre se hizo el lanzamiento del Plan de lectura Identidades Bonaerenses en La Matanza. La presentación se hizo en la Escuela de Arte Nro 1 Leopoldo Marechal y contó con la asistencia  de las autoridades educativas del Muncipio, alumnos, alumnas y profes de Institutos de Profesorados y Colegio Secundario del Primero, Segundo y Tercer cordón del Distrito. Compartí la mesa con Márgara Avervach, Martín Biaggini, Juan Diego Incardona y María Sueldo Muller. 





viernes, 15 de septiembre de 2023

Misión Kenobi - Plan de lectura Identidades bonaerenses

 En la ciudad de La Plata se presentó el Plan de Lectura Identidades bonaerenses. Luego de un trabajo de selección de un comité de lectura, se seleccionaron libros que llegarán a colegios, bibliotecas populares, institutos de profesorados, cárceles y centros culturales. La campaña de lectura estará acompañada por una Caravana en la que se recorrerán ciudades de la provincia de Buenos Aires. Misión Kenobi (Ed. Corregidor) fue una de las novelas seleccionadas y me sumaré a la Caravana para recorrer la provincia. 

                    Paola Davico (Directora del Plan de lectura) y Juan Pampín (Ed. Corregidor)

    Comité de lectura: Leonardo Oyola, Cynthia Edul, Felix Bruzzone, Paula Bombara.

                                        Entrega a estudiantes de las primeras cajas con ejemplares.

lunes, 11 de septiembre de 2023

33rpm en Todos en Cuero - FM La Patriada

 Marina Arias leyó 33rpm (Ed También el caracol) y le dedicó esta hermosa reseña. Muchas gracias y que siga la música.

Acá podés escuchar la reseña



Isabel Sarli

 

Comencé a amar a Isabel Sarli el día que se tapó la boca con la mano. Fue a la salida de su casa y frente a la cámara de un canal de televisión. Isabel, con la voz ahogada, producto de la presión de la piel de la palma sobre la de los labios, pidió que no la filmen porque no tenía puesta la dentadura postiza. 
Famosa por sus películas de primeros planos, arrepollados por sus enormes tetas, nunca antes me había sacado más que una palpitación precoz que se diluía tan pronto como sus pechos desnudos se encontraban con la manipulación de sus manos y seguían con las contorsiones corporales que, en el avance de la trama, la alejaban del territorio de la estética. 
En mi adolescencia, destine horas a discutir con mis pares (habitúes de las trasnoches en el Cine Español) sobre las propuestas fílmicas de las películas de Sarli. No logré desentrañar qué emociones partían de la proyección del celuloide para abrir, en las mentes de mis
colegas, fértiles campos eróticos que, en mi caso, tras ver el mismo film, no eran más que tierras yermas.
Pasaron décadas hasta que otra cámara volvió a poner en mi vida a Isabel Sarli. Con sus ochenta y tantos años encima, fue sorprendida a la
salida de su casa por ese cronista, ella se cubrió la boca y pidió que no la filmen sin los dientes postizos. En ese momento, Isabel ablandó los muros que la alejaron tanto tiempo de mi vida, enterneció mis tripas más duras y me picó el boleto del viaje amarrete del amor a la eternidad.