Chacharramendi
Juan Guinot, ilustraciones Rocío S. Alejandro. Sigmar.
Quien nos cuenta la historia tiene alguna dificultad para “juntar las
letras y armar una palabra”. En cambio su primo Chato, que vive en
Neuquén, sí puede escribir. Nuestro protagonista tiene a sus padres
separados, por eso cuando deciden viajar los tres juntos al sur le llama
mucho la atención. Su primo está enfermo, eso le dicen, y el viaje será
un antes y un después en todos los aspectos que puedan imaginar. Una
situación traumática aliviada por la presencia del mundo fantástico que,
junto al pensamiento mágico y el animismo, harán que la aventura les
cambie la vida.
La escritura de esta novela está acompañada por
la música que escuchan en todo momento y que sostiene ese gran mundo
emotivo; la letra o lo que se dice de las letras tiene que ver con lo
que les pasa a los protagonistas. Hay un paulatino suministro de la
información que hace que el lector vaya construyendo lo que se dice sin
decir. La sugerencia sutil de lo ocurrido abre sospechas pero mantiene
el interés de la lectura hasta el final. Ese recurso, más lo simbólico y
el minucioso relato de lo cotidiano hacen casi una pintura narrativa de
situaciones y paisajes. Es original que la historia transcurra en poco
tiempo, el tiempo del viaje, y el tratamiento natural que se hace de la
vivencia de la separación de los padres.
Recomendada por la editorial para “megalectores”.
S. C.
http://www.revistaplanetario.com.ar/libros/view/725/chacharramendi