Como
si de un juego de tratara: de entraña a entraña y tiro porque me toca.
¡La guerra, que viene la guerra! ¡El gallo, que la lidera! ¡El gallo!
Estos gritos, en la Carpa A Quemarropa. A su lado, Rodolfo Martínez como presentador de “2022, la guerra del gallo” y su autor Juan Guinot. Martínez asegura haber encontrado en “2022” una epopeya contada desde el realismo a pesar del maquillaje fantástico con que Guinot la disfraza.
Antes
de desgranar la historia, la trama y el sentimiento que guarda este ex-
no combatiente, viene el paso de Guinot por la Semana Negra. Firme. Así
fue. Amigo en media hora, conversador inagotable, sencillo, inocente y
sincero. Estos dos últimos adjetivos tienen explicación en “Pensaba que
no podía descubrir fauna nueva”, que fue LA frase de Guinot. La fauna,
somos los demás. Me gusta. Es “bien” pertenecer a la fauna si así
sorprendes a alguien. Uno de los más madrugadores, mate en mano, de la
Semana. Tuve la suerte de intercambiar impresiones y jugar a inventar
proyectos con este nominado al premio Celsius 232. Quiera o no, este ex-
no combatiente es parte de la fauna semanera.
Pero
vamos al lío, porque realmente lo es. ¿Qué se hace con un niño que se
alista en la guerra de las Malvinas y, más tarde, se arrepiente? Nada.
La suerte, en esta ocasión, estuvo de su lado: nunca lo llamaron. Desde
esa experiencia, Guinot traslada la locura a su protagonista, que siente
un profundo odio por el colonialismo inglés, con traumas propios de un
combatiente que nunca lo fue. Este niño, ya crecido, no entiende cómo
puede ser que el bueno no gane si es lo que ve en las series americanas,
en todas. Él es bueno, quiso ganar Malvinas y no. No puede ser, hace
falta otra guerra. Locura. Más locura. Alguien, en un hospicio en el que
es internado, le cuenta de su participación en la operación Algeciras,
donde planean atentar con una bomba a un submarino ubicado en El Peñón.
La señal que necesitaba, piensa. Y todo explota, sin bombas ni nada.
El bucle empieza. Vueltas y planes y vueltas.
El
petardazo, por supuesto, no pienso desvelarlo aquí. Dos opciones
disponibles: agarrar la novela editada por Talentura o asistir a la obra
de teatro basada en la novela que se acaba de estrenar en Argetina. Eh!
Si tienes la suerte de poder vivir las dos, te envidio.