martes, 21 de agosto de 2012

Marte Bradbury. Apertura que escribí para Radio América/Nobleza Obliga



Dentro de un mundo gelatinoso, líquido, placentero, ve todo teñido de rojo. Una fuerza inesperada lo abducciona, va por un tubo angosto, de paredes anaranjadas con un final de luz blanca. Miembros inquietos lo cazan al vuelo, lo ponen cabeza abajo. Suena el chasquido metálico. Entreabre los ojos, la manguera del agua y el alimento flamea en el aire seco, de perfume penetrante y extremadamente ruidoso del nuevo mundo.
La acción de los miembros que lo agarran, lo vuelve a girar. Él no abre la boca, tampoco respira. Un golpe seco en el traste, lo estremece y él contragolpea con un grito desgarrador que es ahogado por un manto celeste, que lo enrolla.
Los miembros movedizos y firmes lo siguen teniendo en el aire, bien agarrado.
Asoma los ojos por perfil celeste del manto, también saca los orificios de la nariz. Mete y saca aire.
Nueva intervención de la fuerza externa, se mueve por el aire, inicia un vuelo sobre una superficie irregular, de cumbres y llanos pálidos. El viaje termina cuando su cabeza topa con un acolchado cálido y rojo. Eso pegado a su cabecita le recuerda el mundo que acaba de dejar. Entonces vuelve a berrear, no tanto por el golpe de hace un rato, ni por el contacto de ese acolchado carnoso que habla con una voz conocida y hasta empieza a gustarle. No, vuelve a llorar porque, sin siquiera pedirlo, lo han sacado de su planeta rojo, ese, donde ha sido tan feliz.
Tal vez así haya sido el nacimiento de Ray Bradbury, tal vez por ello, cuando soltó las riendas de su imaginación literaria y lo plasmó en una obra fenomenal, buscó el planeta más rojo del barrio solar.
Hoy, noventa y dos años después de aquel alumbramiento, mientras en el planeta Marte un robot de la NASA rola sus ruedas de lata y saca fotos digitales (con la repetición criminal de la captura de imágenes, tan de estos tiempos), muy probablemente, otro marciano es expulsado del vientre de una terrícola, para tomar la posta que ha dejado Bradbury.
El genial Ray Bradbury nació un día como hoy, en Illinois, en los Estados Unidos de Norteamérica.