sábado, 10 de diciembre de 2011

Espartaco en casa - Apertura que escribí para Radio América - "Acaríciame en sueño"


Los domingos matinée en el Cine Español y los sábados son para la tele y Sábados de Súper Acción. Esa es mi ley y me la sé mejor que esos rezos que me enseña el padre Forchi.

Y, para cumplir, es sábado por la tarde y estoy delante de la tele. Sábados de Súper Acción anuncia una peli histórica, esas épicas, de batallas en el desierto con espadas y escudos. Salto en una pata de la alegría. Le digo a mi hermano que se apure y él se acomoda en la mesa con unas hojas en blanco y una caja de lápices. Mientras mira, dibuja sus propias batallas.

Al fondo de comedor está la cocina. Mi vieja nos pregunta si queremos tortas fritas y, como no tenemos ganas de que nos enganche para amasar, le decimos Mami, hacé muñuelos.

A nuestras espaldas, el aceite está hirviendo. De frente, la pantalla en blanco y negro irradia la película. La peli trata de un esclavo que al principio salta para defender a otro esclavo muy viejo que era maltratado por un soldado. Por esa reacción, lo van a matar y se salva porque un mercader de esclavo, que prepara gladiadores, ve en nuestro héroe su próximo luchador. Durante los entrenamientos, no defrauda las expectativas: mata a otros, es una bestia de la pelea. Miro a mi hermano y le digo que yo soy el gran luchador, el personaje principal de la peli. El me dice bueno y pinta una sonrisa maliciosa, sin dejar de dibujar en el papel.

Miro de vuelta al héroe: el gladiador ya tiene novia, una de las esclavas que está re-buena. Y, para mucho mejor, convence a todos los esclavos para no luchar entre ellos, sino más bien, usar sus habilidades para ganar la libertad. Mi personaje es el líder de la rebelión.

Mi vieja cae con un plato lleno de buñuelos tostados que por fuera tienen lágrimas de aceite y por dentro pasas de uva. Arrimo el plato. Mi hermano ni se inmuta y sin sacar los ojos del papel donde desliza sus lápices de colores me dice: comé esos buñuelos como si fuese lo último que vas a comer en tu vida. Y lo dice con voz de te-acompaño-el-sentimiento. No me voy a dejar ganar por sus gastadas y me mando cuatro buñuelos, uno detrás del otro.

La peli va llegando al final y de la peor manera. Los rebeldes caen en manos de los soldados romanos. Los condenan a la crucifixión. No puedo creer lo que está pasando. Todos los prisioneros están sentados en la cuesta de una montaña. Un romano, escoltado por soldados, dice a grito pelado:

“Traigo un mensaje de vuestro vencedor y dueño Marco Licinio Craso, Jefe del ejército de Italia. Dando muestra de enorme y soberana clemencia, ordena que les sea perdonada la vida. Esclavos eran y esclavos volverán a ser.” Bué, pienso, zafamos, mejor que te crucifiquen es ser esclavo, total para rebelarse siempre hay tiempo. Mi cara de alegría se suma a la de los esclavos de la película. Manoteo el quinto buñuelo, me siento un ganador. El jefe de los romanos retoma: “Pero solo se salvarán del castigo de la crucifixión con una condición indispensable que identifiquen el cadáver o la persona en caso de que aún viva, del esclavo llamado Espartaco. “

Sabía, no me la iban a hacer fácil. Aprieto el buñuelo, estoy recaliente, me van a reventar.

Mi héroe, o sea, yo, se pone de pié y grita que él es Espartaco y al lado de él salta otro y dice que él es Espartaco y así se levantan los cientos de esclavos. Espartaco mira. En su gesto de héroe cabe un instante para la emoción, está siendo testigo de un acto de fidelidad popular como jamás se verá en el cine.

En la pantalla, pasa lo inesperado, el jefe romano manda a matar a todos. Mi buñuelo está hecho migas por la fuerza de mi mano derecha.

Es lo peor, el final más triste y para reventarme el corazón, al pie de la cruz con Espartaco colgado de pies y brazos, aparece la esclava que le lleva al hijito de ambos, recién parido, para que lo conozca antes de morir. Golpe bajo. La peli se termina con una panorámica de cientos de cruces con todos los rebeldes crucificados al sol.

Sábados de Súper Acción pasa a la propaganda. Miro desconsolado a mi hermano y él, sin parar de reírse, me dice, la dieron el mes pasado, ese sábado que vos te fuiste a jugar a la pelota. Y ahí me doy cuenta que pago por mis pecados, por no cumplir con la ley: Los domingos matinée en el Cine Español y los sábados son para la tele y Sábados de Súper Acción

Espartaco, en esa película filmada por Kubrick, fue interpretado por Kirk Douglas. Un rebelde, también, fuera de los estudios de filmación. Kirk Douglas nació un 9 de Noviembre de 1916.

9/12/11

Tramo de la película Espartaco:

http://www.youtube.com/watch?v=FuSTW4YQIIU