Charco negro: breve historia de un libro
Buenos Aires, primer jueves de
agosto del 2012. Ciclo literario porteño “Carne Argentina”, Bar de FM La Tribu.
Once de las noche, momento de tertulia. Cerveza en manos, Juan Guinot le cuenta
a Luis Mazzarello su idea de armar una antología que agrupe referentes del
género negro, de uno y otro lado del charco.
Juan acaba de llegar de la Semana
Negra de Gijón (España). Unas semanas antes había participado del festival
Azabache (Argentina). En poco tiempo, fue testigo del encuentro llano entre
escritores emergentes y consagrados. Además, durante los intercambios entre
autores, encuentra puntos de interés común entre los escritores españoles y
argentinos.
El director de Wu Wei le da luz
verde. Al día siguiente, se contacta con Marcelo Luján y Carlos Salem, y
comienza la tarea de escribir las invitaciones. En los emails las cosas se
dicen como son, cuenta que se quiere hacer una antología del género con escritores
que hayan participado de la SN de Gijón y Azabache. Los relatos reflejarían la
composición de la literatura vista en esos encuentros, dominados por lo
policial y, en menor medida, la ciencia ficción, lo fantástico y el terror. En
ese primer contacto se cuenta que Wu Wei será la editorial en Argentina y que
si bien se pretende lanzar también en España, todavía no se tiene quién lo
publique en España.
A las pocas horas de enviar los
emails de invitación, los escritores convocados confirman su apoyo al proyecto
y se reciben los primeros cuentos.
7 de septiembre del 2012. Un
email sorpresivo. Carlos Gumpert, editor de Unosmasuno, escribe a Juan desde
Madrid. Luisgé Martín (uno de los escritores de esta antología) le ha contado
del proyecto. Quiere ser la editorial española que publique Charco Negro.
El proyecto, concebido para ser
editado en simultáneo a ambas orillas del charco, en treinta días ya tenía
forma.
Los editores acuerdan los
primeros lineamientos para el trabajo en equipo. Por email, se presenta a los
editores a cada uno de los autores.
La recepción del último relato
llega cuando el sol de noviembre calienta el asfalto porteño y las lluvias de
primavera sacan el verde hasta en las juntas de las baldosas. Mientras, en
Madrid, el otoño fresco pinta la postal con árboles desnudos y un sol que solo
calienta en las siestas.
Pasaron tres meses desde el día
en que se disparó la idea en aquel bar porteño. Noventa días frenéticos en los
que un proyecto mutó a libro. Visto, hoy, con vos/contigo, delante de estas
líneas, con el libro en la mano, catando el aroma de la tinta y decidido a entrar
en las historias de veintidós autores del género negro, no podemos menos que
emocionarnos.
Para nosotros, Charco Negro no es solo una recopilación
de excelentes relatos. Es también un intento, modesto cuanto se quiera pero de
toda contundencia, para tender puentes entre ambas orillas, una reivindicación,
al fin y al cabo, de la vitalidad de la literatura que se está haciendo en
nuestro idioma común, en dos de sus muchas variedades, la hispánica y la
argentina. Y, a la vez, una llamada de atención, una suerte de protesta, sobre
el desconocimiento mutuo que, más allá de algunos nombres consagrados, nos
aqueja.
En tiempos donde tantas cosas a
nuestro alrededor se desmoronan, Charco
Negro sale adelante. Creemos que la idea fuerza de la convocatoria, las
ganas de los autores de compartir un espacio literario que englobe a lectores de
ambos márgenes del Atlántico y la construcción colectiva del proyecto han sido
la única receta mágica para trascender un mundo donde las miserias humanas, las
personales y las sociales, se revelan a cada vuelta de la esquina, tal como
muchos de los cuentos de este libro dan testimonio.
Luis Mazzarello & Carlos Gumpert,
Buenos Aires/Madrid, 5 de abril del 2013.