En Mercedes hay (o había) un loco de apellido Vega.
A principios de los Ochenta, mi viejo tenía un negocio de audio y yo solía coparlo en las siestas para escuchar música a todo volumen en los equipos que estaban a la venta. Una siesta el loco golpeó la vidriera. Bajé el volumen, abrí la vetana de la puerta de calle, estiró la mano para que lo salude y me pidió un disco. Le dí un simple de Queen (que hoy tengo en exhibición sobre un Winco). Vega lo agarró con cuidado y se llevó el disco a la oreja derecha. Empezó a mover la cabeza y me dijo (levantando el tono de voz):"Está buena la música".
A ese loco le dediqué un relato. Ese relato fue seleccionado en el concurso literario de la Fundación Lebensohn.
Si te lo cruzás a Vega, ande por donde ande, por favor, contale.